Los Vaquillones

El sábado de Carnaval, Villares celebra una antigua tradición que cuenta con siglos de historia. Un grupo de hasta 12 vecinos recorren las calles de Villares convertidos en vaquillones, que corren tras la gente del pueblo, especialmente las mozas, para embadurnarlas de hollín.

En su llamativa indumentaria destacan las amugas que portan en sus hombros, unas angarillas de madera en las que se llevaba antiguamente la leña y la mies, cuya parte delantera se remata con cuernos de vaca, mientras que de la posterior se cuelgan numerosos cencerros.

Los Vaquillones portan unas capas rojas, y ocultan su rostro tras una máscara de arpillera, que apenas les deja espacio para los ojos. La indumentaria se completa con un sombrero de paja, pantalones de pana y albarcas. Estas dos últimas prendas se intercambian entre los participantes para no ser reconocidos por sus vecinos. Por último, en la boca llevan un silbato o chiflo, fabricado de vejiga de cerdo, que emplean para comunicarse entre sí sin ser reconocidos.

A mediodía, la Asociación de Vecinos La Alegría ofrece a todo el que quiera una comida a base de las tradicionales migas serranas, tras la que tiene lugar la salida de los vaquillones.

El gran arraigo que presenta entre los vecinos, así como su elevado valor cultural y etnográfico, motuvó la declaración de la fiesta de los Vaquillones como de Interés Turístico Provincial.